Me enamore de el, por su caminar lento, por esos brazos inquietos y por esos hilos blancos que reposaban en su frente, fue algo extraño, esa mirada cansada, su habla entre cortada, me hace su mas fiel admiradora.
Esa sonrisa picarona, que me invito a tanta felicidad junta, y eso retos que me dabas por ser como no soy y que locos que fuimos al reírnos de lo que nos reíamos, que loco que fuiste por ser como eras.
Tanto mirarte olvide como eras, pero me conformo sabiendo que mientras lo hice, lo aproveche, y el miedo que siento a pensar lo que ya esta, o mejor dicho a que no estas. A pesar de esto la sonrisa que te procure aun perdura, se que estas donde tienes que estar, que no estas ahí porque si, pero la veces que te invoco como loca son las veces que desisto, olvido que existo y duermo.
Todo lo que no te dije, te lo he dicho en sueños, y ahora te doy las gracias por evitar que mis papas dieran a mi perrito, por el solo hecho de que cuando nos fuimos, en el viaje no pare de hablarte de lo importante que era ese perrito, tu me mirabas y te compadecías de mi, haciendo olvidarme de esto con un helado y una buena tarde mirando el mar. Recién el año pasado me entere de esto, así que gracias.
Lo que mas me acongoja, es no poder ver mas tu carita sonriente, ni tus bailes improvisados en la tardes que compartimos.
Si me preguntan ahora que me gusta de ti?
Lo que mas me gusta, son tus cejas pobladas, con un poco de polvo blanco y unas cuantas patas de gallo a tu alrededor, podrían ser tus mapas en tus manos, pero no, esto es lo que mas me gusta.
En memorias de un álamo guacho.
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