sábado, 14 de abril de 2012

Cansancio

Todos los días luchó con el sueño para estar despierto cuando mi papá llegue. Aunque hablamos poco, me basta con mirarlo cuando se saca la chaqueta y saca de su bolso su vianda para lavarla, mientras yo le pongo la tetera, se sienta y, en silencio coloco en la mesa la bolsita de té, el pan y la jamonada. Luego le echo los fideos con salsa a la vianda y la dejo en el refrigerador. Cuando siento que me va a decir algo, el pito de la tetera invade la cocina.
El pito nos salva de llorar.

por Fernando Mena (Santiago en 100 palabras, 2012).  

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