domingo, 21 de julio de 2013

Árbol al pez como el pez al árbol.

La maternidad transforma a la madre en portadora de mar, y a la criatura en un pez, nada en un lugar cognoscible durante nueve meses, teme a cuerpos extraños, teme al silencio y a la quietud, recorre las entrañas de ese mar tan cálido que lo contiene, muchas veces con amor y otras veces con resignación, luego llegan al mundo a caminar para luego aprender a volar, conocen a sus arboles, quienes se han encargado de regarse de amor y paciencia, ¿soltarlos? no está ni siquiera en lo planes, el presente es siempre lo que se vive, el pasado te ayuda a percibir las cosas de mejor forma, el recorrido importa y adonde hemos llegado aun mas...

 Liberación mental, sin escape de neuronas...

Peces presos de almas es lo que NO queremos.

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